Reflexiones sobre Negocio Digital, Datos, Inteligencia Artificial y otras Tecnologías (con una pizca de Rock)

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Hay libros que te llegan por un amigo, algo que lees o un escaparate. El caso de ¿Quién controla el futuro? de Jaron Lanier es particular. Pasando el rato en la sala de espera de un hospital mi mujer llegó a un tuit de Ana Patricia Botín en el que lo recomendaba.

Nos pereció curioso que estuviera leyendo un libro de Lanier. Como tecnólogo había oído hablar de él pero no había leído nada y la recomendación me sorprendió.

Mi mujer lo compró con la intención de leerlo, un año después lo leí yo y 6 meses después, escribo este post. Lo sé, los hay más rápidos.

Se trata de un ensayo sobre la evolución de la tecnología y tendencias digitales y sus efectos sobre la sociedad en su conjunto. 


No es una visión histórica, aunque contiene muchas referencias; ni una crítica, aunque no deja títere con cabeza (desde empresas de Silicon Valley como Facebook o Google a los grandes gurús del momento, la Singularity University).

En lugar de eso Lanier nos explica su experiencia, su visión y nos propone una solución para lograr que la tecnología se convierta en una herramienta de expansión económica futura y no de contracción.



JARON LANIER


Jaron Lanier ha sido uno de los gurús en el mundo de la Realidad Virtual y en 2011 fue nombrado por Time como una de las 100 personalidades más influyentes en el mundo.
Es informático, músico, artista gráfico y escritor siendo "Who owns the future?" su segundo ensayo tras el éxito de "Contra el rebaño digital" (2011).

En el momento de publicación de esta obra, Lanier trabajaba en el centro de investigación de Microsoft además de ser profesor de Standford.

Para conocerlo, a continuación podéis ver una entrevista de 20 minutos en la que el propio Lanier describe su filosofía y unas primeras pinceladas de lo que denomina su economía de la información humanista. Disculpad el título del vídeo, creo que el contenido supera el sensacionalismo del título.



¿QUIEN CONTROLA EL FUTURO?


En ¿Quien controla el futuro?, Lanier habla de los servidores sirena que, en cierta medida, él ha ayudado a crear. Servidores que han logrado el control de facetas importantes de la información de las personas en un mundo en el que los datos son cada día más valiosos.

Cabe recordar el número de The Economist en 2017 titulado "The world’s most valuable resource is no longer oil, but data". Lanier reflexiona sobre las implicaciones que para todos tiene que ese nuevo petróleo sea controlado por unos pocos.

Define los servidores sirena como servidores en red caracterizados por su narcisismo, aversión al riesgo y extrema asimetría de la información. Vencedores de una competición en la que el ganador se lo lleva todo trata de imponer sus reglas a quien interactúa con él.

En contraposición al "De 0 a 1" de Peter Thiel, Lanier no aboga por un mundo de monopolios (según lenguaje de Thiel) o servidores sirena (lenguaje de Lanier) sino por un mundo de relaciones bidireccionales con una mayor simetría en la información.


EL ORIGEN


El origen del problema viene en la concepción idealista de Internet: una red de intercambio de información entre iguales bienintencionados en los que había que garantizar el acceso libre y gratuito a la información. Utilizando Internet desde finales de los 80 en la Facultad de Informática, he mamado y defendido estos principios que, ahora, según Lanier, nos llevan por la senda de la autodestrucción.

Wikipedia es el ejemplo claro de este principio de colaboración abierta y acceso libre y gratuito a la información. Pero existen otros menos idealistas porque en este entorno de "todo debe ser gratis" el único modelo económico era la publicidad.

Publicidad, por ejemplo, pagada por terceros y ofrecida de forma general a todos los usuarios que busquen un término en Google. En este contexto crecimos nosotros y nuestras empresas, pero la realidad ha cambiado.

Creímos que ese acceso universal era superior al derecho que tienen los autores a recibir ingresos por su trabajo cuando se copia unos párrafos de sus libros o artículos. Aparecieron Napster y muchos otros que aprovecharon esa buena intención creando grandes negocios alrededor.

DE PUBLICIDAD A MANIPULACIÓN DEL COMPORTAMIENTO


Portada del libro de ¿Quién controla el futuro?
Actualmente la tecnología permite crear ciclos constantes en los que se nos observa y muestran estímulos (positivos o negativos) en función de nuestro comportamiento. El objetivo es convertirnos en una especie de perros de Paulov que salivemos cuando suena la campana pudiendo ser esta campana una mayor o menor visibilidad (y aceptación) de nuestra presencia en nuestras redes sociales.

Los servidores sirena acumulan enormes volúmenes de información de nosotros. Los analizan individual y de forma conjunta para "clusterizarnos" en comunidades a las que ofrecer lo que sus  clientes quieren vender.

Gracias a los avances en Inteligencia Artificial y procesamiento en cloud, los algoritmos son cada día mejores y nuestros datos, también. Se trata del ya consabido: "Si no pagas por ello, el precio eres tú".

Sólo tenemos que recordar el escándalo de Cambridge Analytica por el que el propio Mark Zuckemberg tuvo que dar explicaciones respecto al uso de los datos de los usuarios de Facebook en las campañas del Brexit en Reino Unido y de Donald Trump en USA.

Posteriormente redes sociales como Twitter han limitado su uso en campañas políticas pero otros, como Facebook, mantienen que la libertad de expresión está por encima de estos riesgos. ¿Será idealismo o negocio?

Actualmente cuando las personas quieren comunicarse lo acaban haciendo a través de unos servidores sirena que tratan de manipular su comportamiento en función de sus intereses comerciales. Para Lanier eso es un sinsentido que debería hacer que nos replanteáramos nuestra presencia en las redes sociales.

De hecho, ¿debería escribir este post?

Y, ¿qué pasa con nuestras empresas? Debemos estar en las redes sociales, como mínimo, para responder a nuestros usuarios y clientes. Como empresas, ¿nos podemos permitir estar fuera? Incluso, ¿es posible?

Que no tengamos presencia no impide que se hable de nosotros.


LA PROPUESTA


Según Lanier, no todo está perdido. 

La solución viene por revertir el modelo y olvidarnos del todo gratis. Ni la información que proporcionamos (por ejemplo el tracking de nuestros dispositivos o navegación) ni el acceso a los servicios debe ser gratis (salvo que se trate de una organización sin ánimo de lucro).

Lanier propone establecer mecanismos por los que si Facebook conoce mis gustos y esto le ayuda a generar algoritmos que mejoren sus ingresos, me pague por mis datos. Si el tracking del GPS de mi teléfono es utilizado  por Google para vender a los ayuntamientos un servicio de asesoramiento en transporte, que me pague por ello.

Según este modelo, cuando los operadores telefónicos (como ha salido recientemente en prensa) cobran del INE por conocer nuestros patrones de movilidad deberíamos cobrar por ello como agentes creadores de esa información.

Se trata de crear un sistema de micropagos por el valor real de los datos que proporcionamos. Esto obliga a que como usuarios tengamos un inventario de la información real que de nosotros existe, y por la cual cobraríamos.

Este mecanismo de micropagos podría ser más efectivo que las normativas de protección de datos ya que obligarían a establecer contratos mucho más simétricos que las actuales condiciones de uso de aplicaciones que ninguno nos leemos. Además, en un momento en que la automatización puede llevar a la pérdida de puestos de trabajo proporcionaría a las personas una fuente de ingresos. Lanier habla de la aparición de nuevas profesiones con el objetivo de crear nuevos datos para la red.

Pero esto resuelve sólo una parte del problema. Volviendo al origen del problema según Lanier, en el mundo actual las personas se comunican a través de una red pensada para manipular a cada uno de ellos. Mientras eso sea así no podremos confiar en nuestra red. Para resolverlo, debemos acabar con la idea del "todo gratis".

No podemos esperar que Google ofrezca su buscador gratis si queremos pedirle que deje de espiarnos y, sobre todo, impida que sus clientes traten de manipularnos. Esto implica cambios en los modelos de negocio y quizás que debamos pagar por el uso de la aplicación.

Pagar por un buscador nos puede parecer absurdo pero no más absurdo que si hace 10 años nos hubieran dicho que tendríamos que pagar por escuchar la radio o ver la tele. Actualmente, ¿quién  no está subscrito a Spotify, Netflix o HBO?

Los periódicos tradicionales están implantando nuevas suscripciones online en modelos freemium en los cuales combinan artículos gratuitos con otros sólo accesibles por usuarios registrados. Intentos anteriores no han funcionado pero quizás ya somos más conscientes de que "no todo puede ser gratis".

CONCLUSIÓN


Se trata de una reflexión muy necesaria en el momento en el que estamos. Es real que el Internet que imaginábamos hace 30 años no es el que tenemos ahora.

No es mejor ni peor, es otro. 
En muchos aspectos mejor y, en otros, no tanto.

También es verdad que los que aplaudimos el nacimiento de Google y otros buscadores, de las redes sociales y del procesamiento en cloud, no éramos conscientes de la dimensión de lo que estaba sucediendo ni del impacto que tendría para nosotros y nuestros hijos.

Necesitamos pensadores que planteen modelos diferentes, adaptados a la nueva realidad, y alejados del "ganador se lleva todo" que nos lleva a una sociedad con mayores diferencias sociales.

Estas diferencias en un futuro llegarán a afectar a nuestra expectativa de vida. Estoy seguro de que pronto existirán tecnologías que nos permitirán alargar nuestra existencia, de hecho, ya existen. Según Lanier, si el acceso a estas tecnologías no es generalizado dará lugar a enfrentamientos y autodestrucción.

Se trata de un manifiesto de un nuevo modelo económico, la economía de la información humanista. En esta economía todos deberíamos recibir ingresos derivados de los datos que generamos a la vez que nos olvidamos del "todo es gratis" en Internet.

Algunas empresas ya están trabajando en ello y están tratando de devolver a los usuarios el poder sobre sus datos o, como mínimo, el de cobrar por ellos. Quizás valga la pena un post sobre ellas.

Siendo práctico, tengo dudas de si estamos a tiempo de retroceder hacia un entorno de relaciones simétricas o si el futuro estará controlado únicamente por grandes monopolios. En un momento en que vamos a elecciones generales por año sería interesante escuchar qué opinan nuestros políticos de este tema.

Desde luego, el libro es una reflexión que vale la pena.
Gracias por la recomendación Ana Patricia.



MONSTER MAGNET

He dudado entre varios grupos a la hora de dedicar este post (con el optimista Dave Grohl y sus Foo Fighters a la cabeza) pero acabo de enterarme de que Monster Magnet vienen a Madrid.

Os dejo con uno de mis discos de cabecera, más antiguo que muchas de las empresas que aquí se nombran y tan imprescindibles como ellas.

Para acabar, con ustedes, Monster Magnet en su Dopes to Infinity. Que lo disfruten.




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